Qué es musicoterapia, para qué sirve y cuáles son los mitos sobre la actividad





“La música calma las fieras” dice el dicho. Y eso nos hace pensar que el único efecto que puede provocarse al escuchar música es la tranquilidad.

Son muchas las consecuencias que puede provocar un estimulo musical al llegar a nuestro oído y es procesado por nuestro cerebro: nos emociona, nos pone la piel de gallina, nos energiza, nos calma, nos trae recuerdos, por ejemplo.

¿ Pero el solo hecho de escuchar música lo convierte en terapéutico?

Desde hace varias décadas se fue investigando lo que sucede cuando la música está al servicio de la salud, es decir, cuando es terapéutica. Las investigaciones que surgían de diferentes campos como la: psicología, la humanística y la medicina. Empezaron a llenar de cuerpo teórico a esta disciplina incipiente y así fue como en diferentes partes del mundo comenzó a hablarse de musicoterapia.

La musicoterapia se vale de la música, su sonido, ritmo y melodía, para facilitar y promover la comunicación, las relaciones, el aprendizaje, el movimiento, la expresión, la organización y otros objetivos terapéuticos relevantes, para así satisfacer las necesidades físicas, emocionales, mentales, sociales y cognitivas.

En un entorno spa, la musicoterapia es utilizada como complemento a otro tipo de terapias, ayudando (previsiblemente), a una mayor efectividad de las mismas.

Así por ejemplo, nos podemos encontrar con espacios es lo que se apuesta fundamentalmente por el silencio y/o sonido generado por el agua, en diferentes vertientes, o bien por espacios en los que una determinada música o melodía es utilizada para potenciar un efecto relajante para el individuo.