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Terapias energéticas: Fundamentación científica



En el interior del organismo miles de procesos fisiológicos, bioquímicos y electrónicos suceden cada segundo. Cada interacción molecular y cada proceso fisiológico genera campos de energía que son compatibles.

Los latidos del corazón, cada respiración y toda emoción generan campos electromagnéticos característicos que viajan a distancia a través del cuerpo y las células. El resultado es la coordinación, integración e interdigitación de procesos.

Cuando surgen problemas en esta intrincada red, la aplicación de sistemas de señales sutiles en resonancia con el campo biológico puede restaurar el orden y sincronicidad rítmica que sustenta la integridad del sistema.

Esta integridad, que incluye cascadas dinámicas de información, energía, e interacciones moleculares, es el componente esencial de la salud. Electroterapia, magnetoterapia, cromoterapia, láser de baja intensidad modulado por frecuencias y el empleo terapéutico del sonido son sólo una muestra de las terapéuticas emergentes que actúan restaurando el orden en los sistemas biológicos.

Conocemos, sin duda alguna, que buena parte de los desórdenes más comunes
de nuestra salud tienen componentes energéticos importantes, lo que hace necesario introducir concepciones y técnicas energéticas, tanto en la prevención y el tratamiento de la enfermedad como en la promoción de la salud. El de la energía es un tema multidisciplinario que sustenta y es a su vez sustentado por un buen número de disciplinas, como la biofísica, la reflexoterapia, la osteopatía, la acupuntura y las medicinas manuales.

Sabemos hoy que las medicinas energéticas funcionan y que, además, la literatura científica aporta un soporte sólido sobre los mecanismos de acción de estas medicinas que empiezan ya a posicionarse entre las disciplinas académicas. Sin duda una explicación lógica de la fundamentación científica de las terapias energéticas ayuda a los terapeutas y a los pacientes a sacar provecho de los avances más recientes de la ciencia y a asumir los resultados objetivos e incontestables de terapias que fueron en su día considerados misteriosos.

También constituye una posibilidad para ampliar el marco conceptual estrecho de una ciencia que se ha quedado anclada al paradigma molecular, cuyo espectro terapéutico es ahora claramente insuficiente para un abordaje integral y eficaz de los grandes desafíos planteados por las enfermedades crónico-degenerativas.


Robert Becker en su ya clásico libro: Cross currents: The Perils of Electropollution and the Promise of Electromedicine, puntualiza esa paradoja consistente en la emergencia prácticamente simultánea de la electromedicina que promete develar los códigos desconocidos en los procesos de curación biológica y la catástrofe de la polución electromagnética, que constituye un desafío emergente para nuestra salud y la del planeta, quizás aún más grave que la polución del aire y del agua. Esta polución electromagnética abarca el rango de las radiofrecuencias, las microondas, incluida la telefonía móvil, las líneas de transmisión, los ordenadores y las emisiones vía satélite.

LA RESISTENCIA “CIENTÍFICA” A UNA ANTIGUA PRÁCTICA HOY DEMOSTRADA POR LA CIENCIA


El empleo de la energía en medicina energética es una antigua idea que, a raíz de las más recientes investigaciones científicas, se fortalece y se renueva. Más allá del pseudoescepticismo, no exento de algún grado de dogmatismo sectario que usurpa el nombre de la ciencia oficial, las más modernas investigaciones sustentan un enfoque energético de la salud humana, lo que nos lleva a recordar las aseveraciones de Radin en 1955, citado por James L. Oschman en su libro Energy Medicine: The Scientific Basis: “En la ciencia la aceptación de una nueva idea sigue una secuencia predecible de cuatro fases.

Fase 1. Los escépticos proclaman que la idea es falsa porque viola las leyes de la ciencia. Esta fase dura años o siglos, dependiendo de cuánto la idea desafíe el conocimiento aceptado.

Fase 2. Los escépticos conceden que la idea es posible, pero afirman que carece de relevancia y los resultados obtenidos no presentan una sólida evidencia.

Fase 3. Comienza cuando la corriente principal o “mainstream” se da cuenta de que la idea no sólo es importante, sino que sus efectos son más significativos y generalizados que lo previamente asumido.

Fase 4. Se alcanza cuando los mismos críticos que atacaron o minimizaron la idea original afirman que ellos la concibieron en primer lugar. Eventualmente nadie recuerda ya que la idea fue considerada una peligrosa “herejía”.


En los años trascurridos del presente siglo, grandes descubrimientos han cambiado completamente el paisaje de la energética humana, lo cual ha permitido que a la ciencia médica actual se integre una dimensión biofísica que trasciende la concepción dominante de la biología molecular.


A día de hoy las similitudes entre las modernas descripciones de la ciencia y los testimonios de los terapeutas que han utilizado durante siglos procedimientos de sanación a través de las manos, son reconocidas por los investigadores. La aplicación de campos magnéticos pulsados está siendo investigada en muchos centros orientados a la terapia de las lesiones en múltiples tejidos, como el óseo, nervioso, dérmico o músculo-tendinoso. Estos campos energéticos son prácticamente idénticos a los que ya han sido detectados alrededor de las manos de terapeutas adecuadamente entrenados.

La conclusión es ineludible: La investigación médica actual concluye repetidamente que campos magnéticos de muy baja intensidad y frecuencia, que no alcanzan propiedades ionizantes o térmicas, pueden estimular la curación de distintos tipos de tejido. El común denominador de todos estos hallazgos científicos es el campo electromagnético pulsado, que se denomina campo biomagnético cuando procede de las manos de un terapeuta entrenado.

De igual modo se han realizado investigaciones exhaustivas sobre los aspectos energéticos de la inflamación crónica, de gran relevancia si se tiene en cuenta que ésta constituye el denominador común de todas las enfermedades crónicas.

Muchas de las técnicas de empleo terapéutico de las manos y las terapias de movimiento tienen la capacidad de provocar efectos dramáticos en la reducción de la inflamación, a través de intervenciones no invasivas de bajo coste económico y biológico.

MECANISMOS DE ACCIÓN DE LOS CAMPOS ELECTROMAGNÉTICOS

A pesar de que durante mucho tiempo los físicos y los médicos consideraron los organismos vivos como cualquier otra forma de materia, durante décadas los biólogos han documentado repetidamente la enorme sensibilidad de los organismos a señales extremadamente débiles del medio ambiente.

Según Adey y Bawin, del Instituto Tecnológico de Massachusetts, la existencia irrebatible de los efectos de los campos electromagnéticos de intensidad extremadamente baja, muchas veces millones de veces por debajo del nivel de ruido ambiente, implica que un número cada vez mayor de elementos de los sistemas receptores se ordenen de un modo particular para conformar una organización cooperativa y detectar distintas formas y niveles similares de energía sobre largas distancias.


¿En qué medida las energías complementan o interfieren los delicados sistemas de señalización que regulan procesos biológicos esenciales?

Una aproximación a los procesos energéticos que tienen lugar en el ser humano revela una gran variedad de procesos eléctricos, magnéticos y fotónicos. Prácticamente cada célula y toda molécula están en comunicación con su ambiente, emitiendo y recibiendo información necesaria para su respectiva función en el seno del conjunto del organismo.

Las señales eléctricas regulan el comportamiento celular tanto in vivo como in vitro, y se asocian a prácticamente todas las respuestas celulares, como las relacionadas con la división, la diferenciación y la migración celular. Se ha demostrado que estas actividades están reguladas por campos eléctricos endógenos generados en los espacios intra y extracelulares e influyen sobre procesos celulares tan fundamentales para la vida como los ciclos y la proliferación celular, la migración celular embrionaria, la migración de las células cancerosas, la señalización eléctrica en el cerebro adulto, el crecimiento axonal, la reparación de la médula espinal, la reparación de heridas epiteliales, la regeneración tisular y el establecimiento de la asimetría corporal izquierda derecha. A pesar de las conclusiones de estos estudios sobre los efectos innegables de la electricidad y los campos electromagnéticos sobre los seres vivos; sus resultados están aún sometidos en el presente a prejuicios pseudocientíficos.

LA IMPORTANCIA DE LAS SEÑALES ELECTROMAGNÉTICAS EN LA ADAPTACIÓN EVOLUTIVA DE LAS ESPECIES

Se han encontrado ejemplos claros de sensibilidad electromagnética extrema virtualmente en todos los organismos vivos, a todos sus niveles de organización, desde las bacterias hasta los humanos.

Las propiedades conocidas o medibles de las células y tejidos y las leyes establecidas de la electricidad y el magnetismo son empleadas hoy para calcular las corrientes inducidas en los tejidos por diversos campos medioambientales. Los cálculos se basan en el grado en que campos de diferentes frecuencias penetran en el cuerpo, la conductividad tisular, las propiedades dieléctricas, interacción de las corrientes inducidas con corrientes mayores procedentes de otras fuentes, el ruido térmico a la temperatura corporal, entre otros.

En el universo animal, la emisión y recepción de señales electromagnéticas de muy baja frecuencia e intensidad, muy por debajo del ruido térmico, son importantes para:

• La orientación espacial y geográfica.

• La programación de los ritmos biológicos, la detección de presas, predadores y parejas.

• La anticipación de cambios meteorológicos y telúricos, incluyendo las variaciones estacionales, frentes temporales, huracanes, tornados y seísmos.